Sanborns Centro Histórico

Sinceramente la gente atiende ni siquiera sabe qué productos tiene a la venta el trato al pagar en la caja demasiado grosero no es gente especializada en trotar a la clientela

Sin duda a mi punto de vista es un lugar donde uno se ma pasa bien con amigos, la comida y bebida es bueno pero en esta ocasión si me quedo a deber la atención, tardaba demasiado y por esa razón no le doy las 5

Todo muy bien pero no m agrada q t pidan tu ticket para el tocador no es agradable gerencia x favor quitar ese requisito.

Entre y salí corriendo por que ya era tarde iban a cerrar pero le quería llevar un libro a mi hijo, la atención fue buena, aun a las prisas ellos no me presionaban más bien yo iba rápido.

Pasamos a cenar ahí era el único lugar en que no había tanta gente. La capitán de meseros bastante distraída tardó en darnos lugar y distraía también a sus subalternos en lugar de moverlos. La mesera que nos atendió fue una lindura, ella hizo que valiera la pena estar ahí.

Pésimo servicio, si vas al sanitario te cobran aún estando en el restaurante, su cobro es un chocolate.

El acostumbrado servicio atento pero lento. Visité dulceria, como de costumbre, los dulces de la época son mucho muy difícil de encontrar y, cuando lo consigue, son pocas las piezas en existencia.

Entrar a los sanitarios puede ser un martirio. Hacen la función de baños públicos, cobran la entrada, y si UD está en restaurante, le dan una "clave" par que haga fila, pero no pague.
Fila de 10 min para usar el baño. Terrible Sanborns centro histórico.

Deliciosos molletes de champiñones, de muy buen tamaño, felicitaciones al chef, y a venderlo que nos atendió, exelente servio, le debo la foto

Estoy dividida, porque en la de los azulejos se portaron mal, pero la que está en Tacuba mis respetos son excelentes en su atención gracias a la tienda de Tacuba.

La atención del personal esta algo bien pero tuve un inconveniente ya que fui a comprar y quise usat el wc. Pero no podía ya que me pedían ticket de compra o en su dado caso pagar el servicio en el restaurante, siendo un cliente.

Siempre me agrado por su diversidad de productos, su apariencia, las atenciones. Encuentras buenos libros, música, joyeria. Me encanta su restaurante.

El lugar es lindo, nos sentamos en una mesa que da a la plaza, muy agradable. Lo malo es el súper lento servicio y lo peor la comida. Las sopas súper frías, y el pollo crudo. La próxima vez iré al Samborn’s de los azulejos solo unas cuadras adelante.

Amo los molletes y el filete mignon, el chocolate caliente es delicioso. Y que decir del pastel 4 chocolates que he disfrutado antaño.

Con el servicio de restaurante en la banqueta, está padre la vista. Fue buena experiencia.

El lugar ideal para la reconciliación de dos hermanos. Te amo ️ Jazmín, mi hermana y amiga

Excelente atención por parte del personal, apoyo total en la búsqueda del producto y atención esmerada para concluir la compra, recomiendo plenamente una visita.

Excelente servicio, le falta meter algo de marisquería a su menú para hacerlo algo más completo no me gustó la distancia entre baños y restaurante debería estar x lo menos en el mismo piso.

La comida es rica, el característico sazón de Sanborns. Lo único que me pareció un poco incómodo es la distancia del baño respecto al restaurante.

Este es otro Sanborn's ubicado en un edificio de los más emblemáticos de "la ciudad de los palacios" desde el inicio conocido como "la Casa de los Azulejos" ya que está recubierto de azulejos traídos de Puebla por los que toma su nombre y le dan un aspecto muy bonito a su fachada. Ahí llego Pancho Villa y Emiliano Zapata a tomarse unas copitas, y se dice que en sus pasillos y salones se aparecen algunos fantasmas, como en los baños de hombres cuentan que hay un fantasma que gusta de abrir las llaves del agua, y en las escaleras que suben a los baños se pueden ver sombras, y ocasionalmente se puede ver a un caballero vestido a la usanza antigua, también en el salón del restaurante se dice que se aparece una dama también vestida a la usanza antigua y en el balcón de arriba un hombre observa a los comensales atentamente.